Sunday, September 10, 2006

Cyan

Te miré, sombra de ojos verde y labios gruesos de un rojo fuerte. Te hablé, ojos azules, grandes, pestañas largas, pelo rubio hasta un poco más abajo de los hombros. Te besé, tomé tu nuca y te besé, besé tu cuello y tu mentón, y te mordí los labios suavemente. Natalie, así te llamabas. Toque tus pechos con mis manos, los besé….luego me derrame sobre tus piernas, y tus labios y en silencio seguí tus ojos en carrera por el mar que nos bañaba, en mitad de la nada, en ningún lugar, quizás, talvez, una gaviota, o si no, algo así. La lluvia quería que me olvidara, y sonaba fuerte afuera, sobre los techos, en mi cabeza, en tu cabeza…verdad?? Te miro, y no pareces de verdad, y es que me sorprende que aún me mires enamorada, después de todo…no volví jamás a saber de ti. Los años pasaron tan de prisa, pareciera que no paso nada, sin embargo….tantas cosas, tengo una hija, y un dolor en el alma. Una pena que no alcanzo a dimensionar, un montón de culpas, …y sus besos colgando de mis labios, de mis ojos, de mis manos y de mis pies. Aquí me dueles, y no puedo respirar si lo pienso demasiado. Me duermo entre sus piernas obsesionado en sus rincones, en su piel, en su aroma, y me descubro sollozando por que no he podido dormir en paz, y me descubro sentenciado a muerte de dolor, por que no soy capaz de de aguantar un aguijón más, por que no puedo seguir soñándote tanto, por que no puedo dejar de ver tus ojos, no puedo cerrar mis ojos, ni dejar de sentir tu aliento, tus latidos y la punta de tus pies! Alberto Becker Ravest

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